lunes, 28 de diciembre de 2015

Padre rico, padre pobre. (Ensayo) Heldyn Guevara Revelo


Ensayo sobre Padre Rico Padre Pobre

Por Heldyn Guevara revelo

Los tres temas que voy a abordar en este ensayo del libro Padre rico, padre pobre, corresponden a 1) Ocúpese de su propio negocio; 2) La historia de los impuestos y el poder de las corporaciones, y, 3) Los ricos inventan el dinero. Conjuntamente, en los tres temas desarrollaré una segmento teórico-introductorio con los apartes a mi parecer más relevantes de los capítulos, luego asentaré mis puntos de vista en relación con el medio social en el que interactúo y finalmente expondré mis percepciones particulares a manera de conclusión.

En el capítulo 4 titulado Ocúpese de su propio negocio, el autor inicia su argumentación persuadiendo al lector porque no sea conforme con lo que hace y que vaya más allá de lo simples que pueden ser las cosas para los demás. Para ilustrar esta teoría, el autor cita a Ray Kroc, fundador de McDonald’s, cuando fue invitado en horas de descanso  por unos estudiantes —a quienes les dictaba una conferencia—, a tomar una cerveza. Uno de ellos le dijo:

Ray, ¿quién en este mundo no sabe que estás en el negocio de las hamburguesas?” Kroc rió entre dientes. “Eso es lo que pensé que contestarían.” Hizo Una pausa y enseguida  agregó: “Señoras y señores, yo no estoy en En el negocio de las hamburguesas. Mi negocio son los bienes raíces.”1

En realidad Ray Kroc es el mayor propietario individual de bienes raíces en todo el mundo, poseyendo algunas de las intersecciones y esquinas más valiosas de los Estadios Unidos y en otras partes del mundo.

La anterior acotación claramente ilustrativa nos sacude en la tradicional forma educativa que hemos recibido de generación en generación en relación con nuestra área laboral y financiera. Este ejemplo nos persuade a no ser más entes dependientes de un salario e incluso de la repetición de un ciclo educativo donde nos formamos profesionales para ser dependientes de otros profesionales que han visto en sus propios negocios la forma de surgir en la vasta competitividad socio-económica. Yo puedo aparentar ser un vendedor de hamburguesas, pero detrás de este negocio de comidas rápidas puede estar formándose lentamente una futura fortaleza económica sin límite ni rival.

Ocuparse del propio negocio no significa renunciar al actual trabajo que se tiene y dedicarse total e íntegramente al que algún día necesitará de todo el tiempo y la inversión total. No. Ocuparse del propio negocio es mantener el trabajo mensual y comenzar a adquirir verdaderas inversiones más no efectos personales que no tienen valor real en el momento de ser sacados de un almacén. Por ejemplo, el autor aconseja no adquirir un automóvil nuevo, que en el momento de salir de la agencia vendedora pierde el 25 por ciento de de su precio original.

En la actualidad, vemos que muchas personas no han logrado salir de marasmo económico, donde su negocio no genera ni perdidas, pero tampoco ganancias. Estas personas carecen del riesgo de inversión o de conversión de la forma de negocio, porque lo que poseen ha sido una empresa familiar que viene de generación en generación y solo les ofrece lo necesario para subsistir.

Algunos profesionales como abogados o docentes podrían ver en la instauración de un negocio ajeno a sus profesiones (como venta de ropa o de alimentos) el incremento no de un capital sino de murmuraciones o prejuicios sociales. Sin embargo, muchas personas que no han pasado por la universidad, pueden adquirir con la venta de arepas, por ejemplo, ingresos superiores a sueldos recibidos por prestigiosos profesionales.

En nuestra época de venta de minutos de equipos celulares, he podido investigar que algunas personas empleadas en corporaciones privadas y oficiales, desarrollan esta clase de negocio en el garaje de sus casas. Vemos que un plan post-pago de 200 minutos puede costar aproximadamente 50 mil pesos mensuales, quedando un neto de 350 mil. Estas personas trabajan con más sosiego que otras que no tienen su propio negocio, porque saben que en su tiempo libre se ocupan más en su negocio productivo que en el trabajo de la empresa donde laboran. Ocuparse de un negocio personal es ocuparse de sí mismo en el amor propio.

El capítulo de La historia de los impuestos y el poder de las corporaciones, plantea dos aspectos que aunque diferentes se asocian en su función participativa. Inicialmente, se argumenta que el origen de los impuestos tuvo que ver con la disparidad económica de los comerciantes, donde se buscaba penalizar a los ricos con estos gravámenes y solidarizarse con las clases media y baja. Sin embargo, sucedió todo lo contrario, los más afectados fueron los otros, porque el gobierno conoció en carne propia el poder adquisitivo que tenía el dinero. En consecuencia, la injusticia se hizo notable. Los ricos empleados del gobierno, quienes debían pagar más impuestos, crearon artimañas financieras para librarse de esta obligación y en cambio lograron que los pobres suplieran sus deberes.
        
En esta instancia es importante hacer un alto para exaltar y a la vez prevenir en lo que tiene que ver el dinero, en esta época de competencia y de solución de conflictos sociales. ¿En realidad, cuál puede ser para un ser humano el verdadero valor del dinero? ¿Este valor es el mismo tanto para un hombre como para una mujer? En el libro No solo de trabajo vive la mujer, Elizabeth Perle McKenna, dice al respecto:
Más del 80 por ciento de las mujeres que yo entrevisté dijeron que el dinero era fundamental para sus sentimientos de independencia, dos tercios admitieron que se sentían valoradas según la cantidad de dinero que ganaban y más de dos tercios de las mujeres admitieron que el dinero era importante para su sensación de bienestar.2 

Independencia, Identidad y Bienestar son características que el dinero le aplica a todo ser humano. Y por este motivo se acude a buscar una protección asociativa donde el activo siga produciendo en buenas manos. Así pensaban los ricos. Ellos buscaron su salida a los impuestos por medio de las corporaciones, “porque la tasa del impuesto a las ganancias de una corporación era menor que la tasa del impuesto a las ganancias de un individuo.” (Pág. 103).

No cabe duda que la gente que más pierde frente a estos dilemas es la desconoce de las leyes y la que está desinformada. De nada sirve que ocupemos un buen puesto en una empresa si carecemos de conocimientos financieros que nos ayuden a contrarrestar la arremetida inclemente de los ricos que pueden contratar abogados para manipular políticos que pueden cambiar las leyes al acomodo de todos. En conclusión, esta desventaja puede disminuir progresivamente si tenemos en cuenta y conocemos, como dice el autor, “las cuatro áreas del conocimiento”, de la inteligencia financiera: La contabilidad, Las inversiones, La comprensión de los mercados y la Ley.

En el capítulo Los ricos inventan el dinero, el mensaje que nos quiere trasmitir el autor no es otro que el buen uso de la Inteligencia Financiera:
Muy pocos se dan cuenta de que la suerte se crea. De la misma manera en que se crea el dinero. Y si usted quiere tener más suerte, y crear dinero en lugar de trabajar intensamente, entonces su inteligencia financiera es importante
(…) El único y más poderoso activo que todos tenemos es nuestra mente3

La inteligencia Financiera no puede aferrarse al pasado sino a los cambios que trae el porvenir. La Inteligencia Financiera se logra con la instrucción académica y el mejor aprovechamiento de oportunidades, que otros no se hayan percatado, que se presenten para invertir. La Inteligencia Financiera da a entender que invertir no es comprar sino más bien un caso de conocimiento que le pueden brindar otras personas sagaces, con inteligencia financiera, que se contratan porque pueden ser más inteligentes que nosotros.

El conocimiento financiero es la base del éxito. “Lo que usted sabe es su mayor riqueza. Lo que usted no sabe es su mayor riesgo."



1 KIYOSAKI, Robert T. Padre rico, padre pobre. Ocúpese de su propio negocio. Pág. 89. Time & Money Network Editions. 2002. Buenos Aires.  
2 PERLE McKENNA, Ellizabeth. No solo de trabajo vive la mujer. Ediciones B. Buenos Aires. 1999.
3 Ops. Cit. (pág. 119)

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