lunes, 28 de diciembre de 2015



La humanización de las máquinas

o la abolición  de la mano de obra

Por Heldyn Guevara Revelo

Un día de octubre del año de 1984 la aparición de un film sobrehumano, llamado Terminator, impactó al mundo entero por los alcances atrevidos y porfiados de la ciencia a los que había llegado. Aunque era solo una película, Arnold Schawarzenegger —con una fisionomía del superhombre personificando a una máquina asesina carente de emociones, con un endoesqueleto metálico recubierto con una capa exterior de tejido vivo semejante al del ser humano— vaticinó uno de los muchos errores científicos que podrían afectar a la humanidad en un futuro.  
Quiero abordar este ensayo exponiendo que la audacia científica de los robots junto con la clonación no son las únicas preocupaciones de los seres humanos, sino el desplazamiento laboral del hombre generado por la máquina creada por el mismo hombre. Todos nos maravillamos por las máquinas que agilizan nuestras labores diarias: licuadoras, impresoras, computadoras, celulares, y muy pronto, por causa de la velocidad incontrolable de la sociedad de consumo, no encontraremos sin duda frente a una máquina que reemplazará a las mascotas.
Pero, entonces, ¿qué sucederá con la sociedad obrera que perderá sus trabajos y que a la vez no podrá adquirir estas máquinas para tripular la tierra en su movimiento de tecnología supersónica? El hombre es consciente de que la máquina lo supera en efectividad laboral en una producción en serie constante, incansable y rápida. Un obrero sabe que la hora que emplea en llenar con tierra una volqueta son 10 minutos para una retroexcavadora. Entonces, mi manifiesto consiste en llamar la atención a los organismos encargados de la producción mecanizada que no cometan el error de olvidarse de los “hombres del trabajo” de manera definitiva.
Las primeras formas de protesta obrera se detectan en Gran Bretaña en la segunda década del siglo XIX cuando se instigaba hacia la destrucción de la maquinaria que había dejado sin trabajo a los obreros de una empresa textil. Para tomar conciencia de lo que se avecina es importante reconocer los conceptos y las magnitudes que posen los sistemas económicos como el Capitalismo:

Con el desarrollo del maquinismo asistimos a la implantación de un nuevo sistema económico: el capitalismo, que se caracteriza por la propiedad privada de los medios de producción, lo que supone que el que posee el capital (no sólo dinero, sino también locales, máquinas y materias primas) organiza y controla toda la producción. Se trata de una nueva organización de la vida económica, que se extiende al ámbito de lo social y político.”[1]

El anterior argumento, que es similar a muchos que se publican en la red, no es nada nuevo, porque todos sabemos de las ventajas laborales que nos dan las máquinas. Pero si lo analizamos con detenimiento nos damos cuenta que ostenta además un triunfo de las máquinas sobre la mano de obra y el éxito en la reducción de costos de producción, pero también la constitución futura del poder gracias a la fuerza de las máquinas.
Se dice que quien no conoce la historia corre el riesgo de repetirla y que solo los necios cometen los mismos errores buscando efectos diferentes. Entonces, no debemos olvidar las consecuencias dejadas por la Revolución industrial que provocó: la aparición de la burguesía y del proletariado, proliferación de la maquinaria, aumento del desempleo y de la delincuencia; surgimiento del Ludismo (Ned Ludd) movimiento obrero que destruía las máquinas y la explotación salarial.
Sin embargo, somos conscientes que si no podemos con el enemigo representado en la máquina, creo que los científicos y los consumidores debemos unirnos a él programándola para el bienestar sin darle un uso totalizador. No debemos olvidar que la máquina es manejada por nosotros y que la máquina no nos maneja a nosotros.  
El escritor Ruso Isaac Asimov (1.920-1992), autor de obras de Ciencia Ficción conocidas como Yo, Robot y La Máquina del tiempo, conoció tanto de las máquinas y en especial de los robots, que promulgó en El joven centenario los Principios de la Robótica, como una forma de asistencia en oficios de cuidado para el ser humano, pero también de prevención en su probable desborde incontrolable de inteligencia. Veamos los principios:

 

“Principios de la Robótica:

Los tres principios o leyes de la robótica según Asimov son:
• Un robot no puede lastimar ni permitir que sea lastimado ningún ser humano.

• El robot debe obedecer a todas las órdenes de los humanos, excepto las que contraigan la primera ley.

• El robot debe autoprotegerse, salvo que para hacerlo entre en conflicto con la primera o segunda ley.”[2]


Como conclusión, debemos sugerir a los empleadores que dentro de sus intereses político-sociales deben considerar para los despidos injustificados, que ellos mismo son trabajadores y que no usen como pretexto los trabajos inhumanos de fuerza para usar las máquinas y despedir a los empleados. Los representantes empresariales deben emplear estrategias más humanistas, reduciendo al menos el número de horas laborales y crear nuevos cargos en control y mantenimiento de la maquinaria por los mismos empleados reemplazados, próximos a despedir. Sólo así el hombre no vería a la máquina como un mal necesario y como la acaparadora de su salario, por que el trabajo es para el ser humano como una necesidad fisiológica. El hombre necesita del descanso para pensar y planear qué hacer después de su trabajo. Una máquina no. El hombre fue creado para que establezca un dominio y un cuidado sobre sus bienes y la tierra.
El trabajo dignifica al hombre porque obedece normas y delega funciones de liderazgo. Porque sabe reconocer que un jefe manda y un líder sirve. Porque el trabajo ha demostrado que muchos se hacen jefes no por sus máquinas sino por sus empleados. Y que esos mismos empresarios han llegado al éxito por una asesoría autodidacta de un viejo y sabio asalariado. Ser humanista es ser sensible sin tener que perder el carácter para negar lo que no conviene. 

Heldyn Guevara Revelo
Pasto, Nariño, Colombia
2014
©













BIBLIOGRAFIA


*      ESCALONA, Iván. El hombre y el robot a la búsqueda de la armonía. www.monografias.com


*      ASIMOV , Isaac. El joven centenario. Principios de la Robótica. www.buenastareas.com.


*      Visión. Proyecto Educativo Universitario Lasallista (PEUL):





[1] ESCALONA, Iván. El hombre y el robot a la búsqueda de la armonía. http://www.monografias.com/
[2] ASIMOV, Isaac. El joven centenario. Principios de la Robótica. www.buenastareas.com.

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