lunes, 28 de diciembre de 2015

Potencialidades y falencias de Colombia frente a Chile y Brasil
 en materia de Emprendimiento Dinámico

Por

Hedyn Guevara Revelo


Para argumentar de manera particular las potencialidades y falencias de Colombia, en materia de emprendimiento, frente a Chile y Brasil, nos focalizaremos en sus políticas más diferenciadoras en relación con la presencia de programas de innovación y crecimiento económico desarrollados desde el arranque en los primeros años, sus consolidaciones  y cómo han logrado sobrevivir de manera significativa en relación con otros países latinoamericanos. En consecuencia, para abordar de manera clara este paralelo relacionado con el emprendimiento dinámico,  es necesario definir en primera instancia sus conceptos.
Podríamos adoptar la idea de Emprendimiento como el Ritmo de crecimiento superior al promedio de la actividad en la cual se inserta la nueva empresa, con un rápido crecimiento operativo (dinámico). Y el método para detectar la capacidad de emprendimiento en la economía de un país, la obtenemos mediante la diferenciación y la innovación de modelos de negocio como los espacios más comunes en los cuales se verifica el surgimiento de nuevas empresas dinámicas.[1]
Para nadie es nuevo aducir que a nivel internacional, las economías de América Latina, los sistemas de innovación son débiles y la innovatividad de las empresas es baja.¹ Sin embargo, apreciamos que los Países hermanos de Chile y Brasil arguyeron que la actividad emprendedora requería del apoyo de políticas en alianzas público-privadas con organismos internacionales con apreciaciones muy diferentes a la Privatización totalitaria como se viene presentando en Colombia, donde la microempresa se desarrolla, en muchos casos de manera ilegal.   
  Los sistemas nacionales de emprendimiento  de Chile y Brasil se inspiraban en la creación del emprendimiento con una perspectiva de naturaleza sistémica y evolutiva (kantis et al., 2004) En esta parte, los dos países se propusieron identificar los contrastes entre las condiciones sistémicas existentes en los países de la región y en los países desarrollados, donde en estos últimos, las condiciones sistémicas para el emprendimiento siempre habían sido más favorables. La observación impuesta por los investigadores de emprendimiento  detectaron la existencia de fallas en el funcionamiento de los mercados en los distintos factores que incidían sobre el proceso emprendedor en materia de financiamiento, recursos humanos, información, servicios profesionales,  en las distintas etapas de gestación, puesta en marcha y desarrollo temprano.
El caso de Brasil, La Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP) programas INOVAR, PRIME (Primera empresa Innovadora), fomentaron el desarrollo emprendedor dinámico e innovador a partir de una serie de fondos y programas (SEBRAE), dirigidas a “micro, pequeña y mediana empresa.” En esta parte, en relación con Colombia y la estratificación empresarial, Brasil desarrolla un sistema evolutivo en tres categorías empresariales, pensando sabiamente en el crecimiento y el cimiento. Observamos que este país, desarrolló 2 programas en el arranque frente a la nulidad de nuestro país; 2 programas de innovación  y un programa para la asistencia técnica, préstamos y subsidios respectivamente.  En Brasil, la presencia del Gobierno fue de 3 a 1 frente a Colombia, pero se rescata para este último la fortaleza de superación en Capacitación gracias al apoyo que tuvo con la Universidad de Antioquia.
La experiencia de chile en iniciativas públicas y privadas desde el año 2000 los convierte en pioneros y líderes competentes en materia de emprendimiento dinámico. Aunque la falta de un flujo continuo de proyectos innovadores  para ser invertidos y la 4ausencia de una industria adecuada de capital de riesgo, Chile empezó con 9 programas de Arranque frente a 2 y ninguno de Brasil y Colombia respectivamente; 8 programas de innovación frente a 2 y uno de los países en mención; 5 programas de subsidio frente a 1 y 1; 4 programas de plataforma institucional ante 1 de Brasil y 2 de Colombia y 7 programas de intervención gubernamental ante 3 de Brasil y uno de nuestro país.
Además es importante resaltar que Chile lanzó en el 2002 el programa Operación de Incubadoras de Negocios, que consistía en un subsidio no reembolsable de US$ 470.000 anual por proyecto con un tope máximo de hasta 75% del costo total del proyecto. El país austral financiaba en programas de gestión y operación, capacitación del personal, plan comunicacional  y de difusión y mejoras en las tecnologías.

En la Ciudad de Medellín con una experiencia de 5 años menos frente a Chile y Brasil, la cultura de emprendimiento y el apoyo a la formación y desarrollo de nuevas empresas se enmarcaron en el programa Cultura E, que crea y desarrolla nuevos actores así como alianzas estratégicas entre diferentes instituciones.  Los colombianos fomentaron la cultura de sensibilización y formación a través de la capacitación, donde se brindaban las herramientas para la detección de oportunidades y desarrollo de negocios y el protagonismo de talleres de simulación de problemáticas propias identificando capacidades de liderazgo, trabajo en equipo, pensamiento sistémico y orientación al logro.
            En conclusión, podemos afirmar que aunque Colombia ocupa los últimos lugares en materia de educación, el emprendimiento puede generar nuevos oportunidades de superación socio-económica del país, siempre y cuando, como Chile y Brasil, el gobierno apoye ensanchando la base de emprendedores, facilitando la concreción de proyectos avanzados, desbloqueando el potencial y por supuesto, acelerando el crecimiento de empresas jóvenes, siendo solidario frente a la voracidad de la invasión de las multinacionales y la privatización totalitaria.















                                                          




[1] ¹KANTIS, Hugo y otros. Políticas de fomento al emprendimiento dinámico en América Latina. Tendencias y desafíos. Prodem. Agosto 2012.

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